Felipe Pigna homenajeó al General José de San Martín, luego de cumplirse 243
años de su nacimiento, el 25 de febrero de 1778, en la localidad de Yapeyú,
actual territorio de la provincia de Corrientes. Para ello, abordó la
extraordinaria hazaña que realizó el General al cruzar los Andes, junto con el
Ejercito de los Andes, en 1817. En su momento, el General realizó la travesía
cruzando cuatro cordones montañosos, algunos con más de síes mil metros de
altura, acompañado por cinco mil hombres. El motivo del cruce era un plan
trazado por el General y la colaboración del gobierno patriota chileno, para
establecer pacíficamente una defensa territorial entre ambas naciones, además
de la consolidación de la revolución chilena. Pigna leyó un texto de la época
que describe lo que representaba la aventura de pasar de un lado de la
cordillera al otro: “La senda en las que apenas caben los pies de una mula, a
cuyos lados se ven de una parte profundísimos precipicios, cuyo término es un
río rapidísimo, y de la otra peña tajadas y empinados riscos en donde, si
tropieza la cabalgadura, cae volteando despeñadera hasta el rio. En partes del
sendero no se puede uno fiar de los pies de la bestia (la mula), ni aun se
camina seguro con los propios, por ser las laderas tan estrechas y
resbaladizas. La inmensa altura de estos deformes montes, compiten con el
cielo”.
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Felipe Pigna homenajeó al General José de San Martín, luego de cumplirse 243
años de su nacimiento, el 25 de febrero de 1778, en la localidad de Yapeyú,
actual territorio de la provincia de Corrientes. Para ello, abordó la
extraordinaria hazaña que realizó el General al cruzar los Andes, junto con el
Ejercito de los Andes, en 1817. En su momento, el General realizó la travesía
cruzando cuatro cordones montañosos, algunos con más de síes mil metros de
altura, acompañado por cinco mil hombres. El motivo del cruce era un plan
trazado por el General y la colaboración del gobierno patriota chileno, para
establecer pacíficamente una defensa territorial entre ambas naciones, además
de la consolidación de la revolución chilena. Pigna leyó un texto de la época
que describe lo que representaba la aventura de pasar de un lado de la
cordillera al otro: “La senda en las que apenas caben los pies de una mula, a
cuyos lados se ven de una parte profundísimos precipicios, cuyo término es un
río rapidísimo, y de la otra peña tajadas y empinados riscos en donde, si
tropieza la cabalgadura, cae volteando despeñadera hasta el rio. En partes del
sendero no se puede uno fiar de los pies de la bestia (la mula), ni aun se
camina seguro con los propios, por ser las laderas tan estrechas y
resbaladizas. La inmensa altura de estos deformes montes, compiten con el
cielo”.
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